miércoles, 10 de marzo de 2010

DIGITALIZACIÓN EDITORIAL O FRACASO

Desde hace tiempo, los cambios en cuanto a la tecnología nos cuestan demasiado. Nuestros padres y abuelos ya se tuvieron que esforzar para adaptarse a los nuevos electrodomésticos como fueron las lavadoras, los lavavajillas, el microondas y como no, la televisión a color, entre otros. Unos cambios fueron más fáciles y otros más difíciles, pero todos supusieron un avance y una mejora para la calidad de vida de las familias.
Ahora nos toca a nosotros sufrir algunos de estos cambios. Pertenezco a una generación que ni somos nativos digitales, ni somos inmigrantes digitales, aunque me considero más de la segunda que de la primera. En el momento en el que preguntas a una persona entre 20 y 30 años, sobre su manera de leer el periódico, te contesta que en Internet, pero cuando preguntas acerca de la lectura de los libros, mirándote con cara extraña, te responden que sin lugar a dudas en papel.
Pues amigos, hay que plantearse que ese cambio ya está presente en las industrias editoriales, que los libros comienzan a ser digitales y que no es tan extraño que las nuevas generaciones dejen el papel como hemos hecho muchos con los periódicos. Aquí comienza el problema de las editoriales. Aunque muchas de ellas nos digan lo que queremos escuchar, está claro que tienen un grave problema al que enfrentarse.
Algunas de las dificultades a las que se enfrentan son los derechos de autor, la seguridad, las formas de pago, los tipos y varidades de aparatos para leer los e-books y creo que el más importante de todos, la protección frente a copia.
Existen sistemas propietarios como el Kindle de Amazon, un sistema que funciona muy bien según Enrique Dans, pero creo que no tardarán mucho en crakearlo y otros como el de Sonny que seguramente lleguen en abierto. Las descargas son muy rápidas, muy efectivas y una vez que los usuarios conseguimos algo gratis, después nos cuesta ponerle un precio y pagarlo. Creo que las industrias editoriales deberían ser rápidos en cuanto a la concienciación de los consumidores sobre la ilegalidad de las descargas peer to peer.
El préstamo de libros a amigos, es algo que nunca se podrá evitar y las editoriales dudo mucho que puedan hacer algo en este sentido. Son muchas las páginas en Internet que ofrecen libros best-sellers de un modo gratuito. Las editoriales deberían ofrecer alternativas en las que se ofreciera al consumidor una mezcla entre algo económico, rápido y fiable, para que no se llegue al punto en el que se encuentra ahora mismo la industria discográfica.
Los e-books son una imagen tecnológica de los libros de papel, los cuales funcionan muy bien. Para llegar a ser algo más, estas industrias deberán incluir diferentes aplicaciones a los libros digitales que llamen la atención de los usuarios. La alianza entre empresas para conseguir un beneficio conjunto sobre el nuevo producto, será imprescindible si no se quiere caer en picado ante un sistema de software, que no tardará en ser un lugar en el que las descargas sean tan comunes como lo son con la música.

3 comentarios:

Txema Hyde dijo...

Cierto es que nuestra generación anda un poco a medias entre los nativos y los inmigrantes digitales, por eso dependerá de cada persona ser de un lado o de otro.
Los intercambios ilegales existirán, pero de una manera menos fuerte que en la música o el cine. Después de todo es un público distinto y con unas comodidades de compra buenísimas.
Un saludo!

María dijo...

Es como todo, cuando alguien se acostumbra a lo bueno, gratuíto y cómodo, es complicado frenarlo. Todo va demasiado rápido, así que tendrá que pulirse con mucho cuidado.

Olga Tellado Pérez dijo...

Pues yo me considero nativa digital jajaja. Desde pequeña me han chiflado siempre las maquinitas. Y soy del 89.